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Llegó el tren. ¿Qué falta para que los bogotanos viajen en metro?


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Antecedentes

El proyecto de diseño y construcción del metro para la ciudad de Bogotá, es un ejemplo

de un macro-proyecto tanto por su nivel de complejidad técnica como por la magnitud

de la inversión requerida hasta su puesta en operación, así como por la cantidad de

actores que participan en cada etapa del mismo. Es un proyecto que por su naturaleza

requirió de estudios básicos, pre-factibilidad, factibilidad e ingeniería de detalle antes

de seleccionar contratar el ejecutor de las obras civiles y proveedor de tecnología. En la

actualidad en la etapa de ejecución trabajan alrededor de 14.000 personas en 300

frentes de trabajo y una programación de actividades las 24 horas del día.


Después de 80 años desde que se planteó la idea de construir un metro para atender

problemas de movilidad, para el primer trimestre de 2028 se tiene previsto iniciar su

operación en una primera línea de 24 kilómetros con 16 estaciones y un viaducto de 14

metros de altura. Se espera que al finalizar 2025 se contará con un avance general del

70% y el 30% restante se proyecta ejecutar en 30 meses. Uno de los hitos que se

cumplió recientemente fue la llegada del primer tren vía marítima, luego de recorrer

casi 20.000 kilómetros desde la planta de fabricación en la ciudad de Chanchun en

China mas otros 1.145 kilómetros por tierra desde la Cartagena hasta Bogotá. Los 29

trenes restantes de esa primera línea llegarán en entregas mensuales y serán sometidos

a prueba para evaluar su desempeño hasta acumular 2.500 kilómetros

complementarios a las pruebas en China y así obtener la certificación de que son aptos

y seguros para el transporte de hasta 1.800 pasajeros a una velocidad de 80 kilómetros

por hora.


El proyecto en lo que falta prevé dos grandes momentos. El primero de 24 meses para

terminar la construcción y 6 meses para la puesta a prueba del sistema. En ese proceso

se revisarán los sistemas de comunicaciones, cada componente electrónico, la parte

eléctrica de los vehículos y se verificará la recepción de la energía de Bogotá, puesto

que las pruebas iniciales se hicieron en China.


En mayo de 2026 debe haber por lo menos 10 trenes en las cocheras y el sistema

eléctrico del patio listo y también deben estar los primeros 5.760 metros del viaducto

con el ramal técnico de salida del taller y 4 estaciones con equipos instalados. Mientras

se continúa con avances en la cimentación e instalación de columnas y capiteles, otros

frentes trabajan en dos centros de control que van a representar el cerebro para el

control de los trenes automáticos.


La cuidadosa programación de actividades complementarias por realizar tiene que ver

con el traslado de redes de acueducto, la construcción de estaciones, la gestión de

permisos legales para continuar con obras de construcción, las estaciones de

alimentación de Transmilenio y según el cronograma, para la primera línea en el mes de

septiembre de 2027 se deben iniciar las pruebas de puesta en marcha (prueba blanca)

para iniciar operaciones en marzo de 2028.


Como riesgos que se pueden prevér y mitigar de forma paralela a los trabajos de

campo, según la gerencia del proyecto se han identificado los relacionados con: relación

con la comunidad, fuentes de financiación y tasa de cambio, interfases y la integración

de las obras civiles con los trenes y equipos que llegarán de China, planes de manejo del

tránsito y estudios de detalle complementarios.


Análisis

No hay duda que este es uno de los macro-proyectos más complejos que se realiza en el

país. Experiencias en otros sectores de macro-proyectos se han tenido por ejemplo con

la construcción de la refinería de Cartagena, proyectos hidroeléctricos como

Hidroituango, Betania, El Quimbo, el proyecto del Túnel de la Línea entre otros, que

aunque son macro-proyectos que no se hacen todos los días por su complejidad

técnica y magnitud de inversión, requieren de diferentes niveles de estudio,

conocimiento específico en el área del proyecto, voluntad política y asignación de

recursos financieros por parte del Estado para su ejecución.


En el caso del macro-proyecto del metro de Bogotá, es evidente el alto costo que ha

tenido para la sociedad en términos sociales y económicos y para la economía en su

conjunto, el aplazamiento durante décadas en el compromiso y toma de decisiones

relacionadas con la realización de un proyecto de alto impacto; no obstante, en lo que

va corrido en la etapa de ejecución, hay lecciones útiles de este proyecto para otras

obras de gran magnitud en la geografía nacional.


Una primera lección es la relacionada con la importancia de seleccionar un ejecutor del

proyecto con experiencia en el tipo específico de la obra. Aunque poco estamos

acostumbrados como sociedad a obras cuya etapa de ejecución tenga una duración de

más de dos años, hay que reconocer que en este caso la empresa China seleccionada,

está demostrando capacidad para ejecutar un proyecto de altísima complejidad. De

igual manera, es necesario resaltar, la importancia de una excelente formación en

Gerencia de Proyectos para quien pilotea un proyecto con más de 14.000 empleados y

más de 300 frentes de trabajo.


Otra lección es que la programación, ejecución y seguimiento en la ejecución de los

diferentes frentes de trabajo, es una labor fundamental para el éxito del proyecto en

esta etapa, puesto que exige la debida coordinación y el cumplimento de requisitos de

calidad en los productos de los diferentes frentes. Aunque los bogotanos ya tienen

fatiga por lo que ha significado los problemas de movilidad asociados a los diferentes

proyectos viales que no se realizaron en su momento, no deja de llamar la atención

como se avanza de manera controlada en un proyecto de alta complejidad como la

construcción del metro, pero en otros proyectos de menor complejidad también

relacionados con movilidad, se siguen presentando dilaciones injustificadas, muy

probablemente por motivos relacionados con una deficiente planeación, selección

inadecuada del ejecutor, presupuestos no confiables que terminan en sobrecostos,

pobre gestión de permisos ambientales entre otras.


Una tercera lección es que las decisiones que se van aplazando por intereses

particulares, sin tener en cuenta las necesidades de los ciudadanos, terminan en

sobrecostos y afectando la economía en su conjunto. De ahí la importancia de escoger

gobernantes con visión de desarrollo local, regional y de país, con capacidad de gestión

para llevar a cabo proyectos de alto impacto y comprometidos con el fortalecimiento

del tejido social, superando las rencillas que generan polarización y atraso en obras

prioritarias.


Recomendaciones

Desde el punto de vista académico, vale la pena examinar hacer un ejercicio que

permita conocer con detalle, el proceso de desarrollo del proyecto en su etapa de

ejecución y el nivel de complejidad de las obras de infraestructura y de orden técnico y

tecnológico especialmente desde la perspectiva de gerencia de proyectos.


Una vez se culmine la etapa de ejecución y cuando se lleven dos o tres años de

operación, es conveniente elaborar una evaluación ex – post que permita extraer

lecciones de aprendizaje tanto de aciertos como de errores cometidos en cada una de

las etapas del proyecto, es decir, la pre-inversión, la ejecución y la de operación.


Aprender a identificar factores de riesgo en cada etapa del proyecto


Una labor que debe iniciarse con anticipación al inicio de operación del proyecto, es el

trabajo con comunidad para hacer de este importante proyecto un motivo de orgullo y

de identidad como ciudadanos de la ciudad de Bogotá; en tal sentido, la experiencia del

metro de Medellín puede aportar estrategias valiosas para hacer del proyecto un

soporte clave para la transformación de la cultura ciudadana.


El tema de riesgos es un aspecto fundamental a tener en cuenta en cada una de las

etapas de un proyecto: por ejemplo en la etapa de pre-inversión, la identificación de la

problemática a atender, la selección del consultor para los estudios, la participación de

la comunidad. En la ejecución, la selección del ejecutor, la precisión en los pliegos de

condiciones para la contratación, las fuentes de financiamiento, la selección del

interventor. En la operación, la selección del gerente, el comportamiento del sector, los

cambios tecnológicos entre otros. Hoy el análisis de riesgos en una ambiente

turbulento e inestable es muy importante en el desarrollo de un proyecto.

 
 
 

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